Redacción —
- El frío es uno de los mayores enemigos de la piel, sobre todo de aquella más finas y sensibles.
Con este cambio de temperatura es muy importante cuidar nuestra dermis de las bajas temperaturas. Te contamos cómo afecta el frío en tu piel, qué hacer al respecto y qué lo causa.
El aire frío es más denso que el caliente, por lo cual se queda atrapado a nuestro nivel y no fluye con facilidad. Con él también permanecen un montón de contaminantes que respiramos y además se adhieren a nuestra tez.
El frío es uno de los mayores enemigos de la piel, sobre todo de aquella más finas y sensibles. Los vasos capilares se contraen y disminuye la irrigación sanguínea. En consecuencia, las células reciben menos oxígeno y nutrientes. Esto hace que la renovación celular sea más complicada. El resultado es una piel mucho más apagada
Además el ambiente frío debilita la película que cubre nuestra piel. Esto sucede cuando el cuerpo disminuye su calor en la dermis con la finalidad de mantener el resto funcionando. En dicho proceso, se reduce el flujo sanguíneo y se pierde elasticidad. Por ello, es recomendable aplicar una crema que compense el efecto, revitalice y regrese las propiedades al cutis.
El frío, sobre todo si se acompaña de viento, puede causar enrojecimiento, picor y sequedad de la piel en las zonas expuestas; a veces, también se acompaña de adormecimiento. Es una lesión leve que, en principio, no requiere tratamiento, aunque sí es muy importante que hidrates y protejas correctamente las zonas afectadas para evitar que progresen las lesiones a congelación.
Para evitar los efectos antes mencionados, expertos recomiendan:
1. Buena alimentación.
2. Mantén tu piel limpia y libre de impurezas.
3. Usa hidratante especial para cada tipo de piel.
4. Una crema hidratante de manos.
5. Evita las altas temperaturas y los cambios bruscos.