Juan Antonio Ilescas
Una de las ramificaciones de la trata de personas es la explotación sexual y, en Oaxaca el fenómeno ha crecido a la vista de las autoridades, dejando de ser una entidad de paso para convertirse en destino de mujeres que mediante engaño o violencia física son obligadas al ejercicio del oficio más antiguo del mundo.
El martes 30 de julio se conmemoró el Día Internacional contra la Trata de Personas y en este contexto, el Gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa anunció la instalación de la Comisión Intersecretarial para Prevenir, Combatir y Sancionar los Delitos en materia de Trata de Personas.
La trata de personas es un delito que va a la alza y que para atenderlo se involucra la atención legal y los derechos humanos. Según cifras oficiales de la Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGEO), en los últimos 18 meses fueron denunciados 205 delitos.
Esa instancia contempla que la trata de personas existe “cuando se promueve, facilita, consigue, traslada, entrega o recibe para sí o para un tercero a una persona, por medio de la violencia física o moral, el engaño o el abuso de poder para someterla a explotación sexual, trabajos o servicios forzados, esclavitud o practicas análogas a la esclavitud, servidumbre o la extirpación de un órgano, tejido o sus componentes”.
A pesar de que hace 10 años Oaxaca tipificó el delito de trata de personas, la entidad no ha podido apartarse de la lista de estados con mayor número de casos, como Tlaxcala, Hidalgo, Puebla, Veracruz y Estado de México.
La ciudad de Oaxaca ha tenido un aumento exponencial en la explotación sexual y calles del centro como avenida Periférico, Zaragoza, J.P. García, Prolongación de Galeana, Privada de las Casas, entre otras registran una constante presencia de mujeres presuntamente ‘sometidas’ al trabajo sexual.