[VIDEO] A un año de la tragedia en el Istmo de Tehuantepec la desgracia no cesa autoridades de todos los niveles han hecho muy poco al respecto

Alexi Espinoza

La nostalgia se siente aún en el aire, el rastro de llanto y escombro se ha ido levantando del suelo, pero no la tristeza, ni el temor que sigue presente y constante cada vez que tiembla en el Istmo de Tehuantepec.

Juchitán e Ixtaltepec, fueron dos de los municipios más afectados por el sismo de 8.2 grados con epicentro en Pijijiapan, Chiapas; el pasado 7 de septiembre del 2017.

Los juchitecos y los istmeños en general no sólo perdieron esa fatídica noche su patrimonio de toda la vida, su esfuerzo y su trabajo, además perdieron familia, vecinos, amigos, pero sobre todo la tranquilidad.

La mala suerte o destino no se ha alejado de la zona, con la destrucción que provocó el desastre natural, llegaron los vivales que buscaron a través de a desgracia llevar agua a su molino; funcionarios públicos, diputados, senadores, presidentes municipales, el gobernador del Estado e incluso el presidente de la República, aprovecharon los tiempos electorales y después algunos de ellos jamás regresaron.

Todos indolentes al dolor ajeno, lucraron con el presupuesto y la donaciones que el pueblo de México y el extranjero hicieron para ayudar a la gente en desgracia, no transparentaron los recursos y aplicaron solo migajas de lo recibido, mucho del cual presumiblemente se desvió a campañas.

Y por si fuera poco, supuestos empresarios, recorrieron las calles de Juchitán, Ixtepec e Ixtaltepec, ofreciendo sus servicios para la construcción de las viviendas, como parte de su estafa perfectamente planeada, llevaron planos y dibujaron sobre la incertidumbre, el dolor y la desesperación de la gente, promesas de construirles una vivienda pequeña pero digna, muchas de ellas quedaron sin concluir y tampoco son habitables.

Paredes a la mitad, sin piso, con cimbra pero sin colar, con las varillas al descubierto que se han ido oxidando con la lluvia que ha caído inclemente en la región y que ocasiona que los materiales de construcción se vayan deteriorando y no tengan la misma resistencia.

Las lágrimas de María Luisa López, una mujer de la Séptima Sección, corren por sus mejillas morenas quemadas por el sol; las limpia pero es casi imposible que dejen de brotar, cada que recuerda que la engañaron, que se llevaron el dinero y no le terminaron la casa que prometieron, ahora, duerme en una palapa en la casa de su hermano, como “arrimada” dice su hija Verónica, quien con lo poco que puede ayuda a su mamá, una mujer que a penas y saca para su sustento diario con la venta de pescado oreado.

El ser utilizados duele, pero el engañar a un sinnúmero de mujeres y hombres de la tercera edad lastima, no hay quien los defienda, ni el gobierno de Alejandro Murat Hinojosa, ni la presidenta municipal Gloria Sánchez López, ni el gobierno federal, han buscado una opción para ayudarlos y obligar a la constructora “Hiram Habif”, propiedad del arquitecto Federico Irán Cabrera Verde, originario de Tuxtepec, a cumplirle a la gente.

Hasta el momento son 30 personas que denuncian en Juchitán, mientras que en Ixtepec, las casas construidas no tienen las dimensiones ni el acabo prometido, redujeron las medidas, en fin, tampoco cumplieron en entregarles las casas soñadas y se llevaron el dinero.
Para quienes construyeron por su propia cuenta, el chiste se cuenta solo, las tiendas de materiales aumentaron su costo a cantidades irrisorias, ni siquiera las visitas de la Profeco pudieron reducir los costos, por lo que los 120 mil pesos que otorgó el gobierno estatal y federal en una mezcla de recurso, fue insuficiente.

Las casas grandes, esas de tejas, frescas, espaciosas en Juchitán, desaparecieron, ahora con el dinero recibido son cuartos pequeños, con techos bajos, pues esas recomendaciones recibieron para construir en una zona altamente sísmica.
Por otra parte, el flujo de efectivo, es decir la economía del lugar, fluye lentamente, los comerciantes perdieron su mercado en Juchitán de Zaragoza, mismo que fungía en la parte superior como Palacio Municipal, por lo que permanecen instados en la calle y en el parque, trabajando con faltas de condiciones, con afectaciones por las lluvias o bajo las lonas que calienta de más el incesante sol.

Pero no hay tiempo para lamentarse, la falta de interés de los gobiernos, los obligo a levantase, solo con el apoyo de algunas organizaciones sociales que continúan llegando a ayudar.