Andrea Fenochio
Como dice la canción el tiempo pasa y… de la corona, el rostrillo con valiosa esmeralda y una azucena que tenía en las manos, la Virgen de la Soledad fueron robados la madrugada del 10 de enero de 1991, ni rastro.
El robo conmocionó a la grey católica e indignó a la sociedad en general, quienes no daban crédito al hecho de que ni un sitio de oración se salvará de los amantes de lo ajeno.
Agencias Agencias
Por esas fechas se comentó que 3 sujetos se habían escondido en la parte alta del templo desde la noche del miércoles y al darse cuenta que ya no había nadie en el templo, descendieron de su escondite y se dirigieron al altar mayor donde permanecía la Virgen en su nicho, una vez ahí, violaron la chapa, para despojar a la milagrosa imagen y “Patrona de los oaxaqueños” de sus valiosos aditamentos.
Pese a lo sonado de la noticia que aún hiere el recuerdo de la comunidad católica, lo cierto es que el hecho no se investigó y quedó el archivo de los casos sin resolver.